Durante nuestra reunión española, exploramos juntos los 4 campos de trabajo, RECOLECCIÓN Y CULTIVO, PREPARACIÓN DE LA COMIDA, COMPARTIENDO LA COMIDA, y EDUCACIÓN Y COMUNICACIÓN.
Compartimos conocimientos, habilidades e ideas traídas desde distintas realidades culturales a lo largo de Europa. Para al final, darnos cuenta de que nuestra percepción de la comida, era incluso más importante desde el punto de vista personal que desde el punto de vista cultural. Nos sentimos identificados, los unos con los otros, a través de actitudes similares en torno a la comida, enraizadas en lo que valoramos en la comida, y ¡cómo elegimos lo que comemos!
La manera en la que entendemos la comida, junto con la diversidad de dietas que adoptamos, parece influenciar la manera en la que nos reconocemos e identificamos en nuestro entorno social y en nuestras comunidades y relaciones personales. De esta forma, como seres sociales, podemos formar parte activa en el futuro de la comida a través de nuevas estructuras sociales en desarrollo, lo que llamaríamos “Culturas Alimentarias” fundamentadas en una ética alimentaria, ¡qué comemos y por qué!
Entonces, decidimos salir a explorar cuál sería la “Cultura Alimentaria” en Asturias. Y prestamos atención a la cultura tradicional, surgida en una tierra de montañas y terreno afilado, caracterizada por la producción de alimentos a pequeña escala y riqueza de recursos naturales “a la puerta de casa”.
Visitamos a un molinero local, Antonio que todavía trabaja hoy día moliendo maíz local, en un pequeño molino de agua.
Después de nuestro paseo con el molinero, identificamos algunas características que creemos relevantes y que nos podrían servir para entender y comparar las distintas “Culturas Alimentarias” presentes en nuestro proyecto.
El Tiempo
La Energía
La Salud
La Economía
El tiempo: Cultivar, recolectar, preparar comida y compartirla, parece estar totalmente integrado en el sistema económico local y en la vida diaria de las personas. Las temporadas son cruciales. Nuestros “paisan@s” están sincronizados con la tierra y las horas de luz, la energía del sol. Siempre teniendo que combinar la temporada de huerta con la matanza y conserva casera, para asegurarnos un buen invierno de abundancia.
Los procesos son lentos en la naturaleza Asturiana, así que hay que pensar en todos los ciclos del campo, para prever que se necesitará, tener comida suficiente en el arcón, comer fresco del huerto y tener leña para calentar.
¡Aquí no hay comida rápida!
La Energía: Tradicionalmente haciendo uso de los recursos locales, como energías renovables cercanas, provenientes del agua o el viento, además del uso de los recursos forestales cercanos. La demanda de energía es muy pequeña en la autoproducción en el hogar asturiano.
La Salud: Esta forma de entender la vida y la comida, no se preocupa del valor nutricional de los alimentos a nivel molecular, o e los químicos o pesticidas que se utilicen en el cultivo. Su cualidad intrínseca es la obtención de buena comida de nuestra tierra. Se trata de facilitar el proceso de crecimiento y maduración en la huerta o en la pomarada. Se trata de la intervención en la naturaleza a una escala humana, sin gran maquinaria. Se centra en tecnología utilitaria que el “paisan@” puede arreglar y reutilizar.
La comida que cultivas con tus manos tiene un enorme valor, y es sana para tí. Eso es lo que este hombre, Antonio el molinero, cree y de lo que tiene inmenso conocimiento y experiencia. Vivir en el campo y ver día a día la salud de la tierra, y trabajarla con sabiduría.
Sin preocuparse, para bien o para mal, por alergias alimentarias, calorías, etc.. ¡el cuerpo te pide lo que necesitas, y el paisaje lo que puedes cultivar!
La Economía: Economía basada en pequeños mercados y sistemas locales, y en ocasiones, mercados de trueque. De esta manera manteniendo una economía local y reduciendo la cadena de distribución, y en consecuencia el desperdicio de comida.